
Colores vivos, formas juguetonas, dibujos que te hacen saborear… aunque no siempre. Algunas heladerías eligen una estética más sobria, minimalista, donde menos es más. Por eso, en cada caso nos adaptamos a la personalidad del local, explorando desde lo lúdico hasta lo elegante. Lo importante es que el diseño refleje lo que hace especial al lugar, y que quien entra sienta que hay intención en cada detalle.